ARCHIVOS
Repositorios de las huellas del pasado y la preservación de la memoria
Las fuentes documentales constituyen una de las más valiosas herramientas para el conocimiento, reconstrucción e interpretación del pasado, y los archivos son los repositorios en los que se resguardan y preservan estos rastros de lo vivido y ocurrido, y en los que se preserva la memoria.
En el caso de los pasados marcados por contextos de violencia política y violencia de Estado, los archivos son cruciales para el acceso a la verdad, el esclarecimiento histórico y la preservación de la memoria.
Los llamados “archivos de la represión”, es decir, aquellos construidos por las instancias estatales responsables de la violencia represiva, son una herramienta crucial para la verdad y el esclarecimiento de lo ocurrido, ya que contienen el registro de las acciones perpetradas, dan cuenta de los responsables y permiten comprender las lógicas de la violencia estatal y la estructura de las instancias represivas.
Pero además, están los archivos que resguardan otras memorias, construidos desde la resistencia. Ex militantes de las organizaciones sociales y político militares que actuaron en el pasado reciente, así como colectivos de sobrevivientes, víctimas y familiares de desaparecidos o asesinados tanto en el contexto de la represión estatal del pasado como de la violencia del presente, han rescatado y preservado los documentos por ellos producidos o compilados, sea en el marco de sus luchas del pasado y del presente, y sus resistencias frente a la ignominia y el olvido, o en el marco de sus demandas de verdad, esclarecimiento y justicia.
La construcción, recuperación y preservación de esos archivos por parte de sobrevivientes, víctimas y familiares, así como los esfuerzos que han hecho respecto a la ordenación, clasificación, resguardo y visibilización de los mismos, constituyen invaluables acciones de preservación de la memoria, la reconstrucción del pasado, el esclarecimiento histórico y la búsqueda de la verdad.
Estos archivos documentales, compuestos por expedientes, escritos, cartas, afiches, carteles, volantes, fotografías, entre otras fuentes documentales, se han nutrido con archivos orales, provenientes de fuentes testimoniales que dan cuenta de ese pasado y recuperan las voces, las narraciones y las experiencias vividas de víctimas y sobrevivientes, muchas veces acalladas.
Estos archivos, y todas las fuentes documentales y testimoniales que resguardan, constituyen no sólo huellas del pasado y repositorios de la memoria y la verdad históricas, sino también una contranarrativa a las verdades hegemónicas y oficiales construidas desde las instancias estatales, así como esfuerzos contra el negacionismo, el silencio y el olvido.
Al igual que otras acciones de memorialización, los archivos son cruciales no sólo para el acceso a la verdad y la recuperación de la memoria, sino también para procesos de judicialización ya que son una base documental y testimonial de lo ocurrido que, entre otras cosas, no sólo contiene información sobre los hechos y las atrocidades cometidas, sino también sobre los responsables de los mismos. Los archivos son constitutivos de la memoria y la resistencia frente a la injusticia y el olvido.